Hola! Mi nombre es Barbara y estoy obsesionada con el sueño de mis hijos. Lo admito. Durante los últimos cuatro años y medio de mi vida el sueño de mi hija Emma y en el último año, el de mi bebé Esteban han sido el tema principal de mi vida. Por que? Simplemente porque cuando NO DUERMES te das cuenta de lo importante y necesario que era lo que antes siempre diste por sentado.
Emma durmió en su cuna los primeros 8 meses de su vida pero luego y de manera reactiva (es decir, no fue una decisión basada en una filosofía de crianza, por ejemplo, como sí lo es para algunos padres) ella empezó a dormir en mi cama. Parecía más fácil que durmiera a mi costado para poder arrullarla a penas se despertaba en la noche, que pararme e ir a su cuarto a hacerlo. Me volví esclava del sueño de mi hija. Se acostumbró a dormir sólo si yo estaba a su lado lo cual significó que mi vida “nocturna” había terminado. Y no hablo de salir a discotecas! Hablo de salir a comer con mi esposo, o aunque sea al cine, ver una película con él al final del día en cama… fue! Si Emma abría el ojo (como es natural en todo ser humano a lo largo de la noche) y yo no estaba, ella se despertaba llorando y había que volver a hacerla dormir. Esto a veces implicaba leche (a pesar de no necesitarla hacía mucho tiempo a esas horas), cargarla, mecerla o con suerte un simple ssshhhh. Dormir a su lado tenía su lado positivo, obviamente. Nada más hermoso que amanecer y ver la cara redonda más bella que he visto en mi vida, mirándome y sonriendo…
Pero dormir con un ojo abierto y uno cerrado (con miedo a chancarla, con miedo a hacer ruido y despertarla, etc) no me permitió el descanso necesario para pasar bien mis días. Cada minuto libre que tenía lo usaba para dormir o intentar dormir. Si Emma dormía, yo dormía… igual no tenía opción ya que sin mí a su lado, ella no podía. Durante los siguientes dos años dormimos en mi cama y cuando finalmente la pasé a su propia cama, tuve que pasarme con ella. O sea, lo mismo. Emma no aprendió algo que es vital para su propio bienestar, descanso y desarrollo: a auto-calmarse y dormirse sola. Enfatizo que no lo aprendió, ya que yo no supe enseñárselo y en mi desesperación por dormir la volví dependiente de mí para hacerlo. Nadie nace sabiendo. Yo no nací sabiendo ser mamá y como cualquiera he cometido errores, errores con amor pero errores al fin y al cabo. No tenía la información con la que hoy cuento para ayudar a mis hijos a dormir bien, a descansar como deben. No sabía lo importante que es para ellos saber y poder dormir de corrido toda la noche sin necesidad de levantarse a cada rato buscando a su mamá, su leche, su chupón o sea lo que sea de lo que dependen para regresar al sueño. Hoy, quiero compartir lo que sé con ustedes y con suerte ayudar a prevenir situaciones como las que yo pasé o solucionar problemas que ya existen. Saber es poder, no dicen? Sus Angelitozzz se lo agradecerán.